
Osho

Cuando llegamos al mundo nos sobrevienen todo tipo de afectaciones externas, lo que denominamos enfermedades. Desde pequeños sufrimos afectaciones de todo tipo, algunas mayores y más importantes y algunas menores y menos importantes. Por ejemplo podemos pasar desde un simple resfriado, pasando por unas paperas o tener un accidente que nos rompa un brazo que deban escayolarnos. Para cualquiera de esas afectaciones tenemos remedios o curas, desde las más científicas hasta las más naturales, pero para todas tenemos algo. Sin embargo, desde pequeños no se hace nada con nuestras “enfermedades” emocionales. Se da por echo que los golpes emocionales se arreglan solos. Si un niño pierde a su padre, se da por sentado que se rehará y continuará con su vida. En realidad es como con la enfermedad, si no tuviéramos medicinas como antaño , la enfermedad podía acabar pasándose sin ningún tipo de medicamento, el cuerpo simplemente se hacía resistente a ese proceso. Con las “enfermedades” emocionales sucede lo mismo, esperamos que el cuerpo las supere por si solo. El problema es que eso, al igual que una enfermedad física, si no ha sido tratado produce unas secuelas, en este caso en la personalidad del individuo y en su forma de ir y moverse por la vida. Es importante entender esto por varios motivos.
Primeramente los tipos de afectaciones, no es lo mismo tener un resfriado que sufrir un cáncer, la actuación física que haremos para cada afectación será totalmente diferente. Lo mismo sucede con las afectaciones emocionales, no será lo mismo un episodio de castigo de los padres en un momento puntual que la pérdida de uno de los progenitores por ejemplo a los cinco años.
Por otro lado está la afectación que produce este tema en el tiempo. Un resfriado mal curado puede provocar quizás, secuelas respiratorias leves, sin embargo un brazo roto mal curado va a provocar muchos desajustes corporales y problemas en la persona. Podrán seguir viviendo, claro que sí, pero con más dificultades. Si intentamos curar el brazo roto a los 5 años de alguien cuando tiene 40, el proceso no va a ser ni fácil ni indoloro ni por supuesto rápido. Se trata de entender que nadie nos ha formado ni ha enseñado a curar nuestras heridas emocionales y cuando el dolor suele hacerse bastante insufrible es cuando acudimos en busca de ayuda para ese problema.
Por lo general tenemos el pensamiento de que si nos tomamos “una pastilla” terapéutica, se nos pasará todo el problema. Llevamos 30 o cuarenta años sin hacer nada y de pronto pretendemos arreglarlo todo con una sesión de algo.
Normalmente lo que encontramos es que a determinados problemas de una persona cierta terapia le ha beneficiado o ayudado pero sin embargo sigue sufriendo por otros lados sin ser excesivamente consciente o esperando que esa terapia un día le solucione el problema, ahí puede darse una insistencia inútil que puede acabar llevando a la persona a la frustración al ver que eso no resuelve su problema.
De lo que se trata es de ver y entender que no puedes utilizar la aspirina que te fue bien para un “resfriado” emocional, para arreglar un brazo “roto” emocional. Que ni te va servir por mucho tiempo que la tomes ni es el camino.
La propuesta de metarespiración es la de utilizar diferentes “medicinas” según la problemática que se presenta y en todos los casos administrarla vía corporal, esto quiere decir que lo que sucede en la sesión no se convierta en algo simplemente mental sino que se integre en un nivel más profundo para que el inconsciente pueda ir reconduciéndose hacia elecciones y soluciones más sanas.
Para ello partimos de ciertos conceptos básicos como son:
· La persona debe entender como funciona, cual es su mecánica. Es básico entender como funcionamos para entender como interpretamos lo que nos sucede tanto interna como externamente.
· Ser conscientes de que asimilamos y que emitimos. El ser humano no es inmune a los demás, al contrario, es permeable a los otros seres que le rodean, ser consciente de ello le permite comprender cuando está en si mismo y cuando no.
· Independientemente de mi configuración siempre que me relacione con alguien, incluso con la persona que me trata, eso puede cambiarme cuando estoy con ella y en cuanto me alejo vuelvo a un estado anterior. Las otras personas nos alteran en una u otra medida y no solemos ser conscientes de ello. Esto es importante porque pueden darse situaciones que interpretaremos de una manera u otra dependiendo de quién nos rodee.
De lo que hablamos es de que pretendemos conocernos sin saber realmente como podemos ser afectados por lo externo y sin poder separar lo interno de lo externo. Obviamente la mejor vía para conseguir ese proceso es al meditación, ya que ella nos hace estar en un estado de presencia que nos ayuda a ver y discernir cuando algo que nos sucede nos pertenece realmente y cuando no. El problema de ese sistema es que requiere mucho entrenamiento y dedicación.
La vía de la metarespiración es la vía de la toma de responsabilidad. Esa toma se hace más difícil cuando no tienes consciencia de que eres realmente.